domingo, 25 de septiembre de 2011

Hasta dónde has llegado nuestra apatía, o tal vez, nuestra amargura, que no permitimos ya que nuestros niños imaginen cosas bellas y maravillosas. Con esta pequeña lectura mis estudiantes tuvieron tema para todo el día, cada uno lo leía mejor que el anterior, y cada vez tenían la oportunidad de entenderlo mejor, de cuestionase y de imaginar más, más y mucho más. Aproveché que esa misma semana teníamos una salida pedagógica para hablar de los caballos y de las cosas que  hacen, los relacionamos con el Pegaso que actúa en la película de Hércules.
Cuando vieron los caballos, nuevamente la historia volvió a sus mentes y comenzaron nuevamente a imaginar que pasaría si los caballos en verdad volaran y pudieran hacer esas cosas fantásticas de la lectura.
“La imaginación de los niños es capaz de volar en niveles insuperables, somos nosotros, los adultos, los que nos encargamos de opacar esa gran imaginación con nuestra simplicidad y amargura”.

1 comentario:

  1. Interesante pero la relación con el texto de Clara Cuervo Leer y escribir como experiencias corporales?

    ResponderEliminar